Hace muy pocos días pudimos leer el artículo cuya traducción les ofrecemos en esta entrada. Su título llama bastante la atención pero si leen el texto detenidamente verán que la concepción de la biblioteca como un espacio con más carácter social, más atento a las necesidades creadas por el avance de lo digital y más orientado a ser un servicio de información crece en la consideración de los expertos que debaten sobre el futuro de las bibliotecas. Es un texto sencillo pero nos gusta porque habla de la vida real: las colas de usuarios en el Centro Pompidou, las bibliotecas de San Antonio (Bibliotech) y Halifax y también de los sucesos de Ferguson. Naturalmente, opinamos que las labores de conservación y préstamo de libros en papel son una parte esencial del ADN de una biblioteca pero también creemos que se ha de comenzar a hacer espacio a estas nuevas (y no tan nuevas, en algunos casos) funcionalidades que los centros bibliotecarios pueden ofrecer a los ciudadanos.
Aquí el artículo original publicado por Rosie Spinks el 4 de enero de 2015:The Future of Libraries Has Little to Do with Books

La página web de la Bibliothèque publique d’information del Centre Pompidou ofrece una webcam que permite ver la afluencia de usuarios. También recomienda horarios de asistencia.
Imagen: captura de pantalla de la Bibliothèque publique d’information.
Un lunes por la mañana- entre Navidad y Año Nuevo- la cola para entrar en el Centro Georges Pompidou de París da la vuelta al bloque. Pero los usuarios que aguantan allí el frío no esperan para echar un vistazo a un Magritte, son jóvenes residentes que hacen cola para acceder a través de la puerta trasera del museo a otro de los atractivos: la Bibliothèque publique d’information, la biblioteca pública.
En una era digital que ha dejado a los editores de libros tambaleándose las bibliotecas parecen preparadas para resurgir en las principales ciudades del mundo, aunque por algo que tiene muy poco que ver con los libros. El Independent Library Report, publicado en diciembre por el Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte del Reino Unido, señaló que las bibliotecas de todo el país se están reinventando para convertirse cada vez más en » dinámicos y atractivos centros comunitarios», centrándose en la «necesidad de extender la alfabetización digital y, en un mundo ideal, la fluidez digital. »
Teniendo en cuenta la pujanza del trabajo independiente, la tendencia de la economía a crear trabajos esporádicos y el trabajo a distancia (también conocido como tecnomadismo), el auge de la biblioteca como centro comunitario comienza a tener sentido. Las ciudades están atrayendo cada vez más a trabajadores que no precisan disponer de una ubicación fija y estos trabajadores requieren espacios acondicionados que no pueden ser suplidos el entorno poco privado y caro de las cafeterías.
Por otra parte, si se considera que los habitantes más vulnerables y marginados de las ciudades son también los que por lo general no tienen acceso a internet, la necesidad de un espacio conectado público y gratuito se hace todavía más patente. Un magnífico ejemplo de la importante función cívica que desempeñan las bibliotecas tuvo lugar durante los recientes sucesos acaecidos en Ferguson, cuando la biblioteca local, aún con una plantilla escasa, abrió sus puertas y sirvió como refugio de la comunidad mientras que la mayoría de las escuelas y los negocios permanecían cerrados.
Según un sondeo realizado en 2013 por el Pew Research Center, el 90 por ciento de los ciudadanos de EE.UU. opinó que su comunidad se vería afectada negativamente si cerraba la biblioteca local. Pero para sobrevivir en la era digital las bibliotecas deben orientarse hacia ayudar a sus usuarios a filtrar grandes cantidades de información digital más que a ser un acceso a los materiales analógicos. En noviembre [de 2014] se produjo una buena noticia para las bibliotecas de los Estados Unidos cuando Tom Wheeler, el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, anunció un aumento del 62 por ciento en el presupuesto para Internet de alta velocidad en las escuelas y bibliotecas públicas.
Al tratar esta necesidad de conectividad el citado informe sobre las bibliotecas británicas afirma que «la conexión WiFi debe ser facilitada en un ambiente agradable, similar a los espacios comerciales, con comodidades habituales como servicio de café, sofás, etc.» Además, recomienda que, lejos de los estereotipos librescos y sin estilo de antaño, «el bibliotecario del siglo XXI debe ser más un promotor comunitario con experiencia en lo digital y comercial que pueda luchar por las necesidades de su comunidad». El informe sugiere que las bibliotecas deben centrarse menos en el préstamo de libros físicos y más en ampliar el acceso al préstamo de libros electrónicos, que según este informe creció en un 80 por ciento en Gran Bretaña a partir de 2013.
También en 2013 abrió en San Antonio (Texas) la primera biblioteca pública sin libros de los Estados Unidos. Bibliotech ofrece una colección totalmente digital basada en la nube con más de 10.000 libros electrónicos, además de lectores electrónicos disponibles para el préstamo. Situado en la zona sur de San Antonio, insuficientemente dotada de servicios, Bibliotech ofrece un importante centro digital en una ciudad con una población que todavía lucha para conectarse al internet inalámbrico.
Y el mes pasado tuvo lugar la inauguración de la Biblioteca Central de Halifax, en Canadá, diseñada por la firma danesa de diseño de renombre mundial Schmidt Hammer Lassen Arquitectos. Con su auditorio, salas de reuniones para empresarios, múltiples cafés, clases de alfabetización de adultos y centros de juego, la existencia de libros reales parece una idea de último momento.
Aunque no todo son buenas noticias -una de las bibliotecas públicas más antiguas de Estados Unidos, la biblioteca Darby en Pennsylvania, tuvo que batallar por seguir abierta el año pasado– reimaginar la biblioteca como una reunión de personas, más que como una colección de libros, es un buen augurio para su futuro.
jigalle
19 de enero de 2015
Reblogueó esto en cloudarian.
pedr0q
19 de enero de 2015
Gracias, J.I.
reimon albert
19 de enero de 2015
«reimaginar la biblioteca como una reunión de personas, más que como una colección de libros, es un buen augurio para su futuro.»…. las tonterías que hay que leer
pedr0q
19 de enero de 2015
Gracias por tu aportación, Reimon Albert. Lástima que no hayas encontrado tiempo para desarrollar tu argumentación.
reimon
20 de enero de 2015
De nada Pedro; aparte de ser conocida mi proverbial incapacidad imaginativa, catalogar los libros de mi pequeña pero digna biblioteca de barrio, atender las demandas de los lectores, mantener el orden especialmente de los niños y adolescentes y alguna que otra tarea administrativa aparte, me deja poco tiempo para argumentar nada sobre esa brillante aportación reimaginativa al diccionario, al lenguaje y a la semiótica.
Un saludo
Lidia
20 de enero de 2015
Por qué los bibliotecarios están tan interesados en promocionar el libro electrónico frente al libro en papel? Mi experiencia como bibliotecario me demuestra que la gente prefiere los libros en papel que además tienen la ventaja de no necesitar ningún aparato lector. Es curioso ese afán por meter en las biblioteca ese tipo de material…
H.
20 de enero de 2015
Los bibliotecarios que escribimos este blog no estamos particularmente interesados en meter en las bibliotecas cosas distintas de los libros de papel, sean esas cosas los libros electrónicos o los usuarios. En lo que estamos interesados es en constatar que hay bibliotecas que están haciendo cosas diferentes, y en exponer si les va bien o mal en ello. No a las bibliotecas, sino a las comunidades a las que sirven. Y en preguntarnos si no será un camino de futuro aquél que nos marcan las necesidades, los deseos y los gustos de esos usuarios. Ah, y en comparar esas necesidades con lo que llamamos «el ADN» de las bibliotecas. Sí, es como hacer equilibrios.
Juan
3 de mayo de 2015
Me pregunto qué haríamos hoy en día sin el calco ‘comunidad’. ¿Qué tal si usáramos barrios, ciudades o pueblos?
H.
4 de mayo de 2015
Usemos esos términos, son de mis favoritos. Pero hay ‘colectivos’ que no se identifican con un espacio físico como barrio, ciudad o pueblo. Incluso hay gente que no se identifica con ‘colectivos’ pero que forman parte de ‘comunidad’.
H.
20 de enero de 2015
Por otra parte, y hablando de equilibros, sí, Reimon, es muy difícil imaginar cómo podríamos hacer mejor nuestro trabajo al mismo tiempo que estamos haciéndolo. Pero es la única manera.
Maria de la B
20 de enero de 2015
Muy buenas respuestas, Pedro y H.
JAVIRICU
21 de enero de 2015
Me parece fascinante y muy real el futuro que nos espera en las bibliotecas. Desgraciadamente a las pequeñas bibliotecas nos tocará asumir lo que venga con retraso, como siempre, por culpa de las administraciones. En nuestro caso, una pequeña biblioteca municipal de Castilla y León, lejos aún de poder trabajar con libros digitales, hacemos todo ese «trabajo con personas» desde hace años aunque se nos exigen una y otra vez estadísticas de compras, préstamos, visitas y cosas de ese tipo en lugar de preguntarnos si la gente está satisfecha con los servicios y qué es lo que piden los ciudadanos.
Comprendo a Reimon y la «soledad» con la que afronta el día a día y todos los cambios que se le/nos vienen encima.
En el Congreso de libros digitales de Huesca hablaron muchos y grandes interlocutores pero siempre se olvidan de invitar a los sufridos «encargados de biblioteca» que tanto abundan en nuestro mundo bibliotecario
pedr0q
21 de enero de 2015
Gracias por tu comentario, Javiricu, ten la seguridad de que los que escribimos aquí somos conscientes del elevado número de bibliotecas dirigidas por una sola persona en España (incluso le dedicamos una entrada a los bibliotecarios «solistas»). Lo que intentamos es aportar contenido de interés al debate sobre el futuro de las bibliotecas con ideas que pueden ser de interés general. Con respecto a esta entrada creemos que temas como el libro electrónico, la alfabetización digital, las labores de referencia de los bibliotecarios o la orientación social de los centros podrían interesar a todos.
biblioaprenent
21 de enero de 2015
La Vanguardia de ayer lo dejó muy claro, el libro digital no avanza , se lee mucho más el papel y las estadísticas así lo dicen.
Y también lo decía Caius InrerneTicus: «Internet volant, scripta manent».
biblioaprenent
21 de enero de 2015
perdón, donde pone InrerneTicus, debe poner InterneTicus, gracias.
pedr0q
21 de enero de 2015
Pues si lo dicen los clásicos, ja, ja… Pero piensa que hay muchas circunstancias que juegan en contra de la lectura digital: el fetichismo del papel, el poco interés de las editoriales en este segmento y la nada menor cuestión del precio. Si al polinomio autor 10% + editorial 30% + distribuidor y punto de venta 60% le restamos la última parte veremos que un libro que se vende por 20 € quedaría en 8 €, cosa que no ocurre. Es un opinión personal.
biblioaprenent
21 de enero de 2015
He visto que también eres aprendiz, vamos bien.
pedr0q
21 de enero de 2015
Hoy es difícil ser otra cosa.
biblioaprenent
22 de enero de 2015
pero es una cosa muy buena