Cuenta el New York Times del 7 de marzo de 2014 en «Breaking Out of the Library Mold, in Boston and Beyond» que las bibliotecas se están saliendo del molde hasta el punto de que en muchas se puede hablar en voz alta, y en algunas hasta comer. Vds. compañeros de profesión ya sabían esto, pero siempre hay que celebrar que los grandes medios de comunicación se den cuenta, y ayuden a la población a darse cuenta de que las bibliotecas ya no son lo que eran.
Things ain’t what they used to be.
Lo que no significa que las bibliotecas no sigan ocupando el lugar en la sociedad que han ocupado históricamente, sino que expanden sus funciones, siempre buscando atender las necesidades de la población a la que sirven, en los ámbitos de proveer espacios y herramientas con los que aprender, informarse, y disfrutar.
«La biblioteca abre sus puertas en lugar de esconderse tras sus gruesos muros» dice Clifford V. Gayley, uno de los arquitectos responsables de la reforma de la Biblioteca Pública de Boston que incluirá una fachada porosa «que permita el flujo de conocimiento entre el interior y el exterior», menos piedra y más cristales transparentes, un amplio vestíbulo donde cada cual pueda trabajar con su ordenador, y una atractiva zona para jóvenes llamada «homago» con laboratorio digital, salas de trabajo y reunión, espacios de creación de música, cómics, software… facilitando la creación de información -como dice Joe Murphy.
El uso de las bibliotecas está aumentando en EE.UU. como hemos visto en los últimos informes de Pew Research Center y las bibliotecas están ofreciendo cada vez más servicios, como los makerspaces, el préstamo de herramientas, de instrumentos musicales o hasta de parcelas de tierra donde cultivar un hierto urbano, por no hablar de la oferta bastante consolidada de libros digitales. ¿Aumenta el uso gracias a las nuevas ofertas de las bibliotecas, o es que las bibliotecas se están adaptando a las demandas crecientes?
En todo caso, afirma el artículo, estos cambios físicos reflejan la naturaleza evolutiva de las bibliotecas.
Natalia Arroyo
11 de marzo de 2014
Para bibliotecas que se salen del molde, las finlandesas: el nuevo edificio de la Biblioteca Central de Helsinki tiene previsto incluir una sauna en sus instalaciones. http://www.mhpbooks.com/finland-leans-into-stereotype-puts-sauna-in-library/
pedr0q
11 de marzo de 2014
Ja, ja, ja… me lo apunto. Mañana sales en la radio, Natalia
anaordas
13 de marzo de 2014
A mi lo que mas me ha llamado la atención es el préstamo de parcelas para huertos urbanos ;-P
Honorio
13 de marzo de 2014
Porque estás en otro nivel, Ana 😉
A mucha gente lo que le llama la atención es que haya en las bibliotecas espacios donde hablar y tomar un café mientras haces un uso absolutamente tradicional de la biblioteca.
anaordas
13 de marzo de 2014
Será que tengo origenes rurales 🙂 La verdad es que cuesta cambiar mentalidades en relación a como somos los bibliotecarios y a la función de las bibliotecas, pero poco a poco. En el tema de comer en la biblioteca siempre me vienen a la mente aquellos estudiantes americanos de la Universidad Antonio de Nebrija que hace 20 años ya sacaban el bocadillo en la Biblioteca y casi lo usaban de marcapaginas 😉
Angel Luis Calle
15 de marzo de 2014
Las bibliotecas no pierden rigor ni en sus procesos tecnicos ni en sus servicios al usuario si extenden espacios confortables y ludicos para incluir atractivos complementarios.