Big data: una bibliotecaria con los datos hasta el cuello
Hace ya unos meses leímos un artículo de The Futurist con el sugerente título de “La vida secreta de los datos” y nos quedamos con la idea de que los bibliotecarios debíamos estar atentos a tres conceptos que van a definir el futuro: big data, geolocalización y señales emitidas por sensores. Brian David Johnson nos contaba en ese artículo que su trabajo es, precisamente, predecir qué puede suceder y por eso en 2010 empezaron a trabajar sobre 2020. Nuestro objetivo en Durga es 2029, pero nos interesa también lo anterior 😉
Aunque Steve Coffman nos dice sabia y repetidamente que los bibliotecarios no debemos olvidar a nuestro público local, nuestras colecciones tangibles y nuestro espacio físico en la biblioteca (aquí y aquí), creo que es saludable curiosear cómo otros van diseñando el mundo que nos rodea desde campos tangentes al nuestro y que tienen mucho que ver con el manejo y gestión de la información… vamos, igualico que nosotros, pero en cantidades ingentes, masivas y que solo con ordenadores y sesudos algoritmos puede analizarse.
Ciberrealismo
Hace unos días, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, tuvimos la suerte de contar con dos expertos en la materia y, para desaliento de los Durga, apenas había bibliotecarios entre el público; alguno más había como público virtual siguiendo la conferencia en streaming. El programa se titulaba “Ciberrealismo, más allá de la euforia digital” . Dos estudiosos de la imbricación de la red en nuestras vidas, como Evgeny Morozov (@evgenymorozov) y Siva Vaidhyanathan (@sivavaid), estuvieron en Madrid hablando de sus proyectos de investigación y respondiendo a las preguntas del público.
“Supervisores digitales, debate democrático y el futuro de la esfera pública” era la charla de Morozov, que exponía en público por primera vez y que cristalizará en el libro To Save Everything, click Here. Siva Vaidhyanathan experto en la “googlización” del mundo nos habló de “Conocimiento y dignidad en la era de los Big Data”.
Además de interesantes reflexiones sobre la esfera pública, la democracia, los partidos políticos y la capacidad creciente de control que supone la era de los big data, se habló de temas que solemos tratar los bibliotecarios. Vamos a contaros algo.
A tu vera, siempre a la verita tuya
Morozov y Siva son amigos y coinciden en muchas apreciaciones; por ejemplo en definir nuestra visión unitaria de la red o el “ciberespacio” como un mito -algo así como nuestra Reconquista- una manera de agrupar una realidad fragmentaria y desordenada basada en ideas preconcebidas. Eso también nos conduce a concebir los conceptos conectado/desconectado como opuestos, cuando son parte de nuestra propia realidad, de este mundo.
Siva nos recuerda que Google nos ofrece una visión reducida de la realidad, nos pone anteojeras; a lo largo de nuestras búsquedas le vamos enseñando al buscador qué nos interesa, qué preferimos y en búsquedas posteriores nos ofrece aquello que nos va a gustar, que coincide con nuestro punto de vista. La satisfacción inmediata hace que se cree una mayor dependencia, pero a la vez nos conduce a una visión sesgada y falta de perspectiva. Ese peligro de dependencia es algo que tenemos que tener en cuenta a la hora de informarnos y de comprender el mundo. Para enfrentarse a ello lo mejor es diversificar y consultar otras fuentes: amigos, expertos, otros buscadores, libros, la red social, la biblioteca. Claro que sí, Siva anima a la biblioteca a seguir compitiendo con Google; aunque no vayamos a ser los más rápidos, sí podremos ofrecer información más profunda, más adecuada, variada y de mayor calidad.
Porque lo que las grandes compañías como Google, Facebook o Apple persiguen, más que ordenar la información y el conocimiento, es convertirse en el sistema operativo de nuestras vidas. Todo el proceso de digitalización de Google books no tenía como objetivo poner millones de libros a nuestra disposición, sino llegar a entender la frase, la oración, el arma más poderosa del pensamiento humano y, de esa forma, llegar a entendernos, o a una apariencia de que nos entiende.
Habitualmente, los usuarios no somos conscientes de que Google es una empresa porque no pagamos por su servicio más habitual, el buscador. Pero es que, además, no somos sus clientes, somos su producto, ¡somos el material con el que comercian! Son ya muchos años guardando información sobre nuestros gustos, nuestras necesidades, nuestros hábitos, nuestros intereses, nuestros anhelos y hasta nuestros sueños. Google persigue que el usuario no se de cuenta de que está entablando relación con una máquina y pretende conocernos mejor que nuestros amigos, mejor que nosotros mismos, hacerse imprescindible y darnos solo satisfacciones. ¿Quién puede resistirse?
¡El buscador ha muerto! ¡Viva Google!
Para 2020 Google espera no seguir en el negocio de las búsquedas, sino en el de enviar a cada usuario la información que necesite en función de lo que esté haciendo; veamos un ejemplo que nos puso Morozov, un poco adaptado: según mi costumbre cuando viaj0, saco el billete por Internet pongamos que a Londres y, a partir de ese movimiento, ya no hará falta que busque; Google me enviará sugerencias de hoteles pequeños y acogedores porque sabe que odio las grandes cadenas, de taxis compartidos con los que ahorras un pico… me enviará las direcciones, horarios y fechas de las exposiciones temporales que haya en cartel mientras estoy allí y me indicará las más cercanas a mi hotel y a la sede de mi oficina en Londres, Google también sabe en qué compañía trabajo. Me sugerirá rutas alternativas para cada día porque sabe que me gusta ir andando y, además de recomendarme restaurantes orientales por la zona, me indicará los supermercados más cercanos porque sabe que soy rata de picnic y algunas comidas las haré en el parque… No se olvidará de marcarme los quioscos donde venden prensa española porque aún adoro las noticias en papel; me mandará información y horarios del cercanías a Salfords, donde vive mi colega favorito porque sabe que somos buenos amigos y hace ya mucho que no nos vemos. Me mandará una lista de las tiendas más in para que vaya de escaparates y de las papelerías grandes porque me priva el material de oficina; por último me listará las librerías cercanas y los bares donde dan los mejores gintonics y quién sabe si algún otro inconfesable… Y toda esa información sobre mis costumbres, mis gustos, mis amistades y mis anhelos se la ido indicando yo misma a lo largo de años de búsquedas, años de viajes, de compras, de exposiciones, paseos y copichuelas.
Si a esas previsiones añadimos la proliferación de sensores podríamos completar la información que me llegaría a través de Google Glass, un proyecto de realidad aumentada a través de las gafas que también sería de ayuda en mi periplo londinense al sumar la información exacta de mi ubicación. Google Glass es un proyecto en curso que se lanzará el año que viene como prototipo y que se espera llegue al usuario en 2014. Acceso geolocalizado a Internet superpuesto a la realidad circundante, manejado con comandos de voz, las manos libres. Te podrá decir, por ejemplo, las calorías de lo que vas a comer y la ración justa que te has de servir… como comentaba una tuitera en las Jornadas de Ciberrealismo, “¡yo no quiero que Google sepa cuánto peso!” ni lo que como, ni que me calcule las raciones, las calorías y la dieta ideal para mi edad, peso y hábitos de vida…
Añade un sensor a cualquier cosa y ¡voilá! smart
Una combinación lujuriosa de geolocalización y sensores nos llevará al máximo control social. Lo smart está de moda, es lo más; si sumas un sensor a cualquier cosa, ya tienes algo smart, así de sencillo. Pero ambos prevén lo que viene detrás: si te niegas a poner un sensor en tu coche, por ejemplo, ¿qué tratas de ocultar? ¿acaso no conduces bien? ¿te saltas los semáforos o corres más de la cuenta? La presión social nos llevará a aceptar más y más sensores en nuestra vida cotidiana. Como el proyecto de los cubos inteligentes de basura del Reino Unido que fotografían el interior del cubo cada vez que abres y cierras la tapa, a ver lo que has tirado… ¿Y si me niego a usarlos? ¿qué tengo que ocultar? ¿no separo, no reciclo? ¡Ay, McCarthy!
Morozov predice que dentro de 10 años la conexión a la red será total; que empresas como Google se encargarán de repartir dispositivos y conexión gratis para seguir sabiendo de nosotros, para seguir siendo parte de nuestras vidas. Un futuro así solo tendería a acentuar las tendencias que acabamos de apuntar.
No matarás
El 5 de diciembre, mientras esperamos al periodista que viene a entrevistar a Siva, le preguntamos:
– ¿Crees que Google podría matarte por lo que escribes?
Amplia sonrisa…
– !No! matarte a ti no, pero puede matar tu negocio.
Dicha sentencia se revela dolorosamente cierta a través de un anuncio que aparece en El País (y suponemos que en la prensa europea) dos días después de nuestra charla: la compañía británica Street Maps anuncia que se hunde porque sus servicios dejan de aparecer en los primeros puestos del buscador de Google, que prioriza los resultados de Google Maps… A esto iba Siva cuando comentaba que era esencial más regulación de las actividades de Google en cuanto a la libre competencia y a un mayor control de la protección de la privacidad del usuario. La situación parece ser más razonable en Europa que en EE UU, pero aún así no es suficiente. Siva sugiere, por ejemplo, que no se pueda guardar registro de actividad de un usuario durante más de 24 meses…
Reflexiones de una bibliotecaria con los datos al cuello:
Si la acumulación masiva de datos ha conseguido cambiar la ciencia, ¿qué no hará con el trabajo bibliotecario? Como decía Siva, los ordenadores son más baratos que los laboratorios, según titular de Wired: ha llegado «El final de la ciencia» porque más no es simplemente más, más es diferente.
Siva es habitual en foros bibliotecarios; trata con bibliotecarios, cita a bibliotecarios en sus escritos, es amigo de bibliotecarios y ha escrito un libro titulado “El anarquista en la biblioteca”. Nos conoce, está acostumbrado a decirnos que el trabajo colosal de los bibliotecarios en los últimos tiempos ha sido utilizado por Google en el desarrollo de sus algoritmos de búsqueda. Veíamos que Google pretende que el usuario llegue a olvidarse de que está interactuando con una máquina. Y llegamos a pensar que lo que Google quiere es, justamente, convertirse en un bibliotecario; alguien humano, que te conoce, que sabe tus gustos, tus fobias y es capaz de recomendarte justo lo que necesitas; que te lo reserva sin que se lo pidas porque imagina que te va a gustar…
Lan larán larita, barro mi casita
Si Google lo consigue, ¿qué nos queda? ¿qué campo de acción fuera de lo local nos deja tan potente y ubicua competencia? Los bibliotecarios podemos seguir jugando a hacer búsquedas y labor de referencia, también a recomendar materiales a los usuarios, pero en la parcelita que nos permitan las grandes corporaciones. Por eso decíamos al principio que Coffman quizás no vaya descaminado cuando nos recomienda volver los ojos a lo local, a lo próximo, a lo físico, a lo que ya tenemos y seguir construyendo la biblioteca pública a partir de eso. Parece que Google nos va ocupar, sí o sí, el espacio virtual, la zona digital.
Si seguimos reflexionando sobre el territorio de actuación clásico de los bibliotecarios y sumamos a esto el asunto de los límites a la propiedad intelectual que había conseguido la biblioteca en el mundo impreso (y que estamos perdiendo estrepitosamente en el mundo digital) nos situamos precisamente en terreno conocido: préstamos, acceso a la información, educación, búsquedas, referencia, recomendaciones.
En salvaje compañía
Ya en Jumilla comentamos que no conviene ser ingenuos y asumir que cuando se trata de cifras astronómicas de dinero, nadie se anda con bromas. Creo que los bibliotecarios estamos pisando el terreno que quiere para sí el capitalismo del siglo XXI, el capitalismo digital. Si Google y las otras grandes empresas de contenidos y servicios digitales llegan a cumplir su sueño de extender al máximo la interacción virtual del usuario con el mundo circundante y llegan a convertirse en el “sistema operativo de nuestras vidas”, los bibliotecarios tan solo podremos seguir jugando a las casitas en nuestra florida parcela local, y habrá que regarla.
Desde la biblioteca podemos ofrecer alternativas a la visión parcial de Google, informar, recurrir a otras fuentes, hacer ver lo que sucede, sobre todo a los jóvenes. Nosotros, quizás, despistamos a Google al hacer búsquedas para los demás. Seguro que tienen ya identificados los perfiles de bibliotecarios y documentalistas como intermediarios, caso aparte y difícil de digerir, ya que nos escondemos en el vestido de los intereses, aficiones, anhelos y sueños de nuestros usuarios. ¿Seremos nosotros un ejemplo a seguir? ¿Estaremos enseñándole a Google a ser un buen bibliotecario?
Visto el panorama, ¿qué tal si nos lanzamos entre todos a escribir una novela colectiva que trate de una bibliotecaria que se enfrenta a las grandes corporaciones creando un algoritmo colaborativo a través de una red bibliotecaria mundial? La bibliotecaria acaba siendo perseguida hasta la muerte… ¿o hasta la muerte de su negocio?
Natalia Arroyo
18 de diciembre de 2012
Eso de los datos siempre nos ha asustado a los bibliotecarios, más que las polillas. Es hablarle a un bibliotecario (especialmente si es de públicas) sobre datos y se echa a temblar. Solo hay que ver lo que nos cuesta recopilar las estadísticas cada año, lo que les queda por mejorar a esas estadísticas y lo poco que se aprovechan.
Enfrentarse al mundo digital (que no nos va a quedar otra, por mucho que diga Steve Coffman) significa enfrentarse a los datos, a los Big Data, que que parece que no van con nosotros. De ellos hablaba recientemente Jorge Serrano-Cobos en un ThinkEPI que recomiendo http://www.thinkepi.net/big-data-y-not-so-big-data.
Pues sí, tenemos que empezar a hablar de Big Data y de lo que haremos con los datos, coger al toro por los cuernos y lanzarnos a escribir esa novela.
bibliotecas2029bis
18 de diciembre de 2012
Gracias por el comentario y por la recomendación!! Nos lanzaremos al ThinkEPI de Jorge Serrano-Cobos como tigres y tigresas, creo que tenemos que ponernos las pilas. Desde ThinkBLAS, qué menos!
Samizdat
18 de diciembre de 2012
Si además de nuestro dinero vamos a dar nuestra alma al «sistema», al menos que sea «nuestro» sistema. Deberíamos abrir un proyecto crowdfunding en Goteo para diseñar y mantener un buscador que le haga sombra a Altavista, digo a Yahoo.
bibliotecas2029bis
18 de diciembre de 2012
Así, goteando igual llegamos lejos! pero en lo local, en lo no mainstream, no?
Fernando Jerez (@fpjerez)
18 de diciembre de 2012
Desde luego el futuro de Google puede ser apasionante, no paran de crear. Han innovado mucho en estos años, y aunque arrastre algunos fracasos, siempre prueba y lo intenta, y continúan desarrollando mejoras para sus éxitos (el buscador y el maps, sobretodo).
En mi opinión, los bibliotecarios tenemos que mejorar en lo que sabemos hacer y reinventar nuestra profesión hacia donde podamos ser útiles a la cultura y a la sociedad en general. Y seguro hay áreas donde Google y el resto de empresas no podrá llegar a sustituir nuestra labor.
bibliotecas2029bis
18 de diciembre de 2012
Muy de acuerdo, Fernando! Y tb podemos hacer fuerza para que se regula más la actividad de Google y otros grandes en cuanto a control de competencia (caso Street Maps) y defensa de la intimidad del usuario. Ambas recomendaciones de Siva.
Sobre reinventarnos creo que es un deber, por primera vez estoy viendo a instituciones de prestigio en la profesión como ALA plantearse la posibilidad de un futuro sin bibliotecas… y muchos a piñón fijo, como si nada, en fin, mil gracias por tu comentario esperanzador.
Andoni Calderón
19 de diciembre de 2012
Gracias Mariaje por tu reflexión.
Siva y Morozov «estuvieron» también en IFLA, uno presencialmente y otro en esencia: http://www.ucm.es/BUCM/blogs/boletinbibliotecario/6292.php
nievesglez
19 de diciembre de 2012
Me ha encantado tu post, Mª Jesús, y la recomendación de Natalia, del ThinkEPI de Jorge y los Big Data. En cualquier biblioteca, cuando hablas de datos, te dicen que son de letras!! y si fuera eso solo.., pero el mayor problema que yo veo para lo que planteas es que los bibliotecarios estamos muy ocupados con otras cosas…, tenemos tantas cosas que hacer…, que no tenemos tiempo para darnos cuenta de lo que está pasando e intentar si no remediarlo, al menos ¡¡concienciar!!
Maria-Jesus del Olmo
20 de diciembre de 2012
Gracias por el enlace Andoni, ya decía yo que Siva era habitual de foros bibliotecarios, de Morozov no tenía idea. Nieves, un verdadero placer verte por aquí, gracias por tu comentario. A ver qué tiempos nos vienen. Me has hecho recordar una viejísima charla sobre alfabetización cuantitativa desde la biblioteca que di hace tiempo en Galicia, creo. En fin, cada vez veo más claro que nuestro terreno está en liza.
Ayer Pep Vives destacaba un comentario de un lector en un post sobre recortes en bibliotecas: «¿No hay copago en sanidad? ¿Por qué no puede haberlo en las bibliotecas? Orden de prioridades: salud primero y leer después». En la línea de flotación!
Victor Villapalos
21 de diciembre de 2012
Me encanta tu post, María Jesús, ya lo leí por encima el otro día, pero hoy le he dado un buen repaso 🙂
Resulta que sí, quizá nos movamos por una zona peligrosa e inestable, un horizonte de sucesos que nos lleva irrevocablemente hacia un futuro incierto con la difícil competencia de empresas como Google, pero que aun así nos obliga a reinventarnos constantemente a nosotros mismos, a explorar nuevas vías, y a encontrar servicios allí donde no llegue Google (si es que no llega a algún sitio). Pero recordad, igual que actualmente Google no indexa toda la información (es más, a través de Google solo se accede a un porcentaje pequeño de la información disponible en la red), también es posible que en un futuro siga teniendo grandes lagunas en otros servicios que pueda desarrollar, y sigamos teniendo un mercado importante. En mi opinión, el peligro no es tanto el avance tecnológico que pueda desarrollar Google, sino la percepción de las personas que puedan considerar sus herramientas como de acceso universal a toda la información. Esa googlelización (o también llamado atontamiento de la sociedad, y digo atontamiento porque lo dice hasta el mismo Google cuando afirmaba Luis Collado – responsable de Google Book Search, Scholar y News Archive Search para España y Portugal – haber hecho la página de búsqueda más sencilla y más tonta), es lo que más debería preocuparnos a un colectivo como el nuestro encargado, desde mi punto de vista, de facilitar esa visión crítica de las cosas que hoy en día tanta falta hace.
Pero no os olvidéis, Google, por muy avanzada que sea su apuesta, no deja de ser tecnología, las bibliotecas somos personas y tratamos con personas, somos la profundidad de un pensamiento, la crítica literaria, la búsqueda avanzada y profunda, y muchas más cosas. No hay inteligencia artificial (al menos de momento) que nos de alcance 😉
Mucho ánimo,
un saludo.
Stephen Coffman
22 de diciembre de 2012
Maria … great post … and you raise some very interesting questions … and concerns. First, I think that Google, Amazon, Facebook, Twitter … and a few other major, global technology companies … really would like to become ‘the operating systems for our daily lives’ … as you said. And it appears that they have the sensors, tracking mechanisms, and the algorithms to be able to do that. And in the process, we become their products. Somehow, that is not a very appealing future to me .. .even if it can give you detailed recommendations for your trip to England … and maybe save you some time and money. But I think that comes at quite a cost. If we allow algorithms and Big Data to determine what we want … it is like living with ‘blinkers’ on where everything we have done and everywhere we have gone and everythign we have purchased in the past … will determine what we will be offered in the future. It takes the thrill and pleassure of discovering something new and interesting just by accident out of living and out of learning … for that matter. That’s the reason I prefer to read the a real newspaper like the New York Times, or the Los Angeles Times (even thought both of those now cost money), rather than rely on my ‘customized’ page in the free Google News Service. Google News tells me what it thinks I want to know about … while the ‘real’ newspapers give me a broad spectrum of articles on all different kinds of subjects some of which I never knew would interest me .. but the title catches my eye, and suddenly I’m learning about something that I didn’t even know existed. In English we have a word for that called ‘serendipty’ which means finding something by a ‘happy accident’ ,, and newspapers are good at that … as are bookstores and libraries … that is real bookstores and libraries … with real books sitting beside each other on the shelves. That’s why they are such good places for discovering new sources … while online catalogs like Amazon, GooglePlay, etc are not.
Along those lines, I just finished reading a brief artcile by Peter Brantley in Publishers Weekly called «You Have Two, Maybe Three Years .. .» (http://www.publishersweekly.com/pw/by-topic/industry-news/libraries/article/55131-you-have-two-maybe-three-years.html) where he states that «If public libraries can’t be better at Google or Amazon AT SOMETHING, then libraries will lose their relevance» … Now Brantley probably wouldn’t agree .. but as far as I am concerned … it is the serendipty and the ‘realness’ of what we have to offer … real places, real books, real people, and real conversations … that distinguish us from Googles and Amazon and all things digital. That, and our purpose is not to ‘monetize’ our users / patrons … (as it is with Google, Facebook, and our other digital competition … but to introduce them to books and information they might not otherwise have know about. So maybe we need to think of libraries as the place where people go when they don’t want Google or Facebook or the others to become the ‘operating systems of their daily lives’ … as a place for those poeple who would rather maintain control of their own personal operating systems (thank you very much) … and not give it away to Big Data, algorithms and the digital capitalists. As a place where people can go and find wonderful things they did not know existed … where they can count on spontaniety, serendipity, and the pleasure of discovering something new and unexpected. Maybe we need to think of libraries as the ANTI-Google … maybe that’s what we can do better than all of our digital competition.
Esta bien … basta para ahora … y espero que todo tiene un Feliz Navidad.
Maria-Jesus del Olmo
9 de enero de 2013
Dear Steve, a million thanks for your comment to our post! we are honored to see and read you here. As I told you before, we are going to translate it and re-post it in our blog. In the mean time I wish you a happy 2013. We remain in touch
Maria-Jesus del Olmo
28 de diciembre de 2012
Víctor muchas gracias por leer a fondo el post y por el optimismo y la garra que destila tu comentario, esa es la actitud para poder reinventarnos, sin duda. Creo que reinventarse es clave porque todas las profesiones relacionadas con la información cambian muy rápido; casi nos imagino a todos como en el remolino de un desgüe, cayendo a un agujero creado por la falta de financiación de lo público y por la percepción creciente de que todo está en la red.
Totalmente de acuerdo en destacar lo de llegar más allá y que la gente lo sepa. Siempre volvemos a eso de darnos pisto y saber vendernos. Y sí, tenemos que ofrecer alternativas y fomentar una visión crítica, aunque suene a batalla perdida. Ahí tenemos que estar con la dificultad que supone frente a la comodidad y a la satisfacción inmediata que ofrece la web. Siva Vaidhyanathan nos recordaba continuamente la importancia de defender y preservar la financiación pública de las bibliotecas; me da mucha pena leer comentarios como el que ya he mencionado de un lector: “si hay recortes en sanidad ¿por qué no va a haberlos en bibliotecas? primero salud, después leer”, ahí ya hemos perdido: hemos entrado en el juego del poder, en lugar de defender lo público frente a los recortes.
Javier Pérez Iglesias
8 de enero de 2013
Guau! MJ, qué buenísimo post! Muy interesante! Eso sí, se me han quedado los pelos punkis (los de todo el cuerpo!) con los planes de «esos sistemas operativos de nuestras vidas». Pero claro, como casi tosdos, al mismo tiempo qe tiemblo participo intensamente en Google, Facebook, etc.
Hay una parte de mi que coincide totalmente con Coffman (le veo muchas orejas al lobo de la Red) aunque también creo, como Natalia, que no podemos separanos radilcamente de lo digital (bueno, en mi caso que ejerzo en una biblioteca universitaria con más motivo).
En fin, de mis contradicciones (y de las de todas mis compañeras y colegas) espero que salga una síntesis que nos permita fefender espacios reales y virtuales de libertad. Que es como decir que encontremos la manera de que las bibliotecas sigan siendo útiles para la sociedad.
Maria-Jesus del Olmo
9 de enero de 2013
Javi muchas gracias por haberlo leído con detenimiento y comentarlo con tanta gracia! Tu reflexión final nos da la clave a todos, lo que nos une: «… defender espacios reales y virtuales de libertad. Que es como decir que encontremos la manera de que las bibliotecas sigan siendo útiles para la sociedad.» Una verdad como un castillo y que a veces olvidamos bregando con procesos, técnicas y datos…
Carlos
9 de marzo de 2014
Es cierto que Google almacena información, la procesa y luego la explota. Esto es claramente cierto.
El punto donde muchos se preocupan es que hace google con esa información. Desde mi humilde opinión lo que hace Google es esto:
-Nos presenta la información que buscamos de forma simple y rápida.
-Nos propone contenidos que incluso no sabíamos que necesitábamos en ese momento.
Son muchas más las cosas que hace pero enfoquemos solo en estas dos.
Que nos entregue la información de forma rápida y sencilla para mi es algo completamente positivo. Ahorra mi escaso tiempo por lo tanto no me preocupa que haga con la información que registra de mis movimientos en Google.
Que nos proponga contenidos nuevos. Esto también es algo positivo porque puede acercarnos información valiosa que no estábamos buscando. Muchas personas se espantan al ver que Google presenta este tipo de comportamientos pero la realidad es que la mayoría de los sitios web utilizan cookies hoy en día por este mismo motivo, presentar contenido de valor.
Creo que si no estamos haciendo nada ilegal no debería importarnos que se registren nuestras actividades.
Les dejo un saludo,
Carlos
bibliotecas2029bis
12 de marzo de 2014
Muchas gracias por tu comentario Carlos. Yo creo que nadie duda de que Google nos ahorra tiempo y nos facilita la vida con sus ideas y sus productos. Yo creo que lo que se plantea en muchos foros es solo tratar de ser conscientes de lo que hay «además», como de que los resultados que te muestran son cortados a tu medida para satisfacerte…
Y tras lo publicado sobre cómo se accede a nuestros metadatos, creo que la conciencia y la consciencia solo vienen a ayudarnos a vivir en un mundo cada vez más digital.
De todos modos, tu última frase me resulta escalofriante «Creo que si no estamos haciendo nada ilegal no debería importarnos que se registren nuestras actividades»… ¿Quién decide qué es legal o ilegal? ¿en qué entorno o país? ¿A quién se entrega nuestra actividad online? Creo que conviene recordar que hay gente perseguida, encarcelada y asesinada por cosas que aquí en España son perfectamente legales.
Estar dispuesto a entregar tu intimidad a la ligera no me parece algo tan sencillo; quizás pragmático en el entorno privilegiado en el que nos movemos.
Creo que es un asunto interesante para la reflexión.
Otra vez gracias y un saludo muy cordial. Te rogamos que sigas comentando, agradecemos mucho el debate y todos los puntos de vista!!!