Cómo ir perdiendo usuarios y servicios en el camino hacia la biblioteca del futuro, esta podría ser una de las ideas centrales recogidas en el blog “Social Nec Mergitur: Blog social y cultural de la ciudad de París” y cuya crítica reflexión trata sobre la biblioteca que se pretende construir para 2015 en el Proyecto Canopée que llevará a cabo la remodelación urbanística de la zona de Les Halles en París. La futura Biblioteca de Les Halles.
Esta biblioteca tendrá que hacer frente a las demandas de las nuevas generaciones por lo tanto deberá trabajar para poseer una serie de cualidades que hagan de ella un lugar atractivo, será multifuncional, lúdica, dispondrá de colecciones de actualidad; la biblioteca deberá ser un lugar en el que poder convivir, con cafetería, restaurante, salas de exposiciones y estará dotada con los necesarios avances tecnológicos y los suficientes puestos para acceder a la red.
La biblioteca de Les Halles está diseñada para satisfacer las demandas y usos de un público adulto joven, ese que nació entre 1980 y 2000, la denominada “generación Y”, los “nativos digitales”, aquellos que crecieron en un mundo con ordenadores personales, videojuegos e internet. Reducir una generación a un denominador común “el uso de las tecnologías” supone no tener en cuenta aspectos sociales y culturales heterogéneos y, lo que es más grave, supone no tener en cuenta la variedad de intereses de la población susceptible de hacer uso de dicha biblioteca.
¿Dónde quedarían entonces las demás generaciones? ¿Es ésta la “biblioteca para todos”?
La biblioteca poseerá en general colecciones de actualidad según palabras del Ayuntamiento de París, entonces ¿adónde queda relegada la Colección? También garantiza un sistema de préstamo y envio de libros a domicilio a través de Internet, como si la biblioteca se redujera a una mera filial de Amazon.
¿Cómo colocar en 1000 m2 una cafetería, un cyber café, una sala de lectura, escritorios, estaciones para cargar el PC y …libros?
Del actual concepto de la biblioteca como “servicio público” se pasa al de “servicio para un determinado tipo de público” en contraposición al manifiesto de la IFLA según el cual: “La biblioteca pública debe intentar satisfacer las necesidades de todos los grupos de la comunidad independientemente de su edad, o condición física, económica o social… Los materiales han de reflejar las tendencias actuales y la evolución de la sociedad, así como la memoria del esfuerzo e imaginación del ser humano”.
En esa adaptación al cambio para diseñar la biblioteca del futuro puede existir el peligro de perder algunos valores en el camino como por ejemplo el concepto de “biblioteca para todos”.
Si lo indispensable para una biblioteca es proporcionar puntos de acceso a la red y a una información “desmaterializada”, abasteciendo gratuitamente de electricidad para recargar teléfonos y ordenadores portátiles, ¿qué sentido le queda a la biblioteca como lugar físico?
¿Por qué navegar por Internet desde una biblioteca pudiéndolo hacer desde casa o desde cualquier otro lugar?
¿Realmente son estos los objetivos de la biblioteca del futuro?
Honorio Penadés (@ehonorio)
30 de octubre de 2012
No es sólo París: en Madrid y en estos días se está debatiendo el modelo futuro de las bibliotecas públicas dentro del proceso de reflexión sobre el Plan Estratégico de Cultura, como nos cuenta José Antonio Millán en http://jamillan.com/librosybitios/2012/10/el-lugar-de-la-biblioteca-publica/
Destaca JAM el dato del alto uso de las bibliotecas públicas como lugares donde conseguir acceso a internet… que no todo el mundo tiene en casa. Creo que es un error bastante habitual identificar generaciones con tecnologías (descreo de los nativos digitales) y que desde luego la biblioteca pública no debe olvidar su papel de cohesión social y de rompedora de brechas. El reto creo que puede estar en saber crear espacios físicos que sean acogedores e integradores, y donde nunca se descuide ofrecer aquéllo que sólo las bibliotecas tienen en comparación con Amazon, Google, Starbucks, El Corte Inglés, los parques acuáticos y todos los competidores que nos queramos inventar: SÓLO EN LAS BIBLIOTECAS ENCONTRARÁS BIBLIOTECARIOS.
Noe (@NoemiGomez)
30 de octubre de 2012
Es que parece ser que lo que se viene llamando «la biblioteca del futuro» no tiene nada de pública. Como dice Honorio, presuponemos muchas cosas, y efectivamente no todo el mundo tiene Internet en casa, ni todos los jóvenes son unos hachas con las nuevas tecnologías.
Yo creo que la biblioteca del futuro pasa por un carácter doble: la biblioteca como formadora (ofreciendo cursos de alfabetización informacional, uso de Internet, etc.) y la biblioteca como principal centro cultural de una localidad.
La nueva biblioteca parisina será muy vanguardista, pero más de la mitad de la población se queda fuera…
Sigrid
30 de octubre de 2012
Recordad lo que decía Neil Gaiman sobre Google, algo así como que puede darte 100.000 respuestas, y el bibliotecario una: la correcta. 🙂
Ignacio Gallego
31 de octubre de 2012
Muy bien visto, tanto la posición del artículo como vuestros comentarios. También hay que entender que la forma en la que los políticos ‘venden’ sus proyectos siempre peca de eufórica, supongo que para tapar sus carencias a la hora de resolver las grandes brechas socioeconómicas o, más simplemente, porque siempre diseñan proyectos destinados a gente que les pueda votar. De todas formas, echo a veces en falta un poco de autocrítica por parte de los bibliotecarios en el contexto actual : cuando todo iba bien, muchas bibliotecas olvidaron su función social primordial y se convirtieron también en parte de la burbuja cultural de barniz brillante que acompañó a la burbuja inmobiliaria. Redes de bibliotecas públicas con estupendos, y carísimos, y elitistas, programas de exposiciones, presentaciones de libros, eventos culinarios y demás no han sido capaces de destinar ni un solo bibliotecario de forma permanente a ayudar a los niños de los inmigrantes a hacer los deberes que no pueden hacer en ningún otro sitio. Yo no conozco tantas bibliotecas públicas en España con programas de inclusión digital destinados a población en riesgo de exclusión; eso sí, no creo que haya biblioteca pública donde no puedas encontrar un cd de Alejandro Sanz. Son muchos los bibliotecarios que piensan que sus responsabilidades se circunscriben únicamente a la difusión de la cultura -y, si es posible, a la ‘alta cultura’, cualquier cosa que eso sea- y el entretenimiento y por tanto no son sólo los políticos los que han llevado a las bibliotecas a su actual irrelevancia.
Josep Vives
24 de enero de 2013
Ignacio, coincido bastante con lo que comentas. Algún día tendremos que hablar sobre como la burbuja también ha afectado a la construcción de bibliotecas. Parecía que no podrías ser una buena biblioteca sin un buen edificio. O al revés, con una buen edificio, ya eras una buena biblioteca, y eso no siempre es así. El viraje que se ha hecho en los últimos años hacía eso que se llama la difusión cultural me tiene bastante preocupado ya que encuentra una cierta confusión entre difusión cultural o actos culturales para llenar el tiempo de ocio. Por otro lado, la función básica de la biblioteca, que es la formación, creo que la hemos dejado muy de lado. Esa y la de facilitar información de interés para que el ciudadano resuelva sus necesidades del día a día. Encuentro, si embargo, que la mayoría está encantada del modelo de biblioteca pública actual y no parece que nadie se lo plantee. Siempre es mejor hacer de teatro, sala de conferencias o centro cívico gratuito que de tedioso centro de discusión, crítica, estudio o información.
Pi
1 de noviembre de 2012
Gracias por tu comentario Ignacio, dar «material para pensar» en el que la autocrítica sea el primer punto a tratar como espoleta para trabajar por el futuro que deseamos en nuestras bibliotecas sería uno de los objetivos de este blog. La función social del bibliotecario es ahora más necesaria que nunca, queremos bibliotecas y bibliotecarios integradores que sean capaces de revisarse y de replantearse si sus tareas actuales son las que la sociedad demanda, nos esforzamos en escuchar e intentar difundir otros puntos de vista.
Jonatan Yáñez
16 de diciembre de 2012
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