VICNBP, el congreso de la colaboración

Posted on 18 de octubre de 2012 por

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A hombros de Darwin vino Juan Luis Arsuaga a contarnos a los bibliotecarios que el planeta Tierra es un libro (o un archivo, o una biblioteca) donde podemos leer -si sabemos- la memoria del tiempo transcurrido. No dijo nada de adivinar el tiempo futuro, ese que a nosotros siempre nos está rondando la cabeza.

Así comenzó el VI Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas y Europeana Conference, bajo el lema «Memoria individual, patromonio global» y la presentación de Arsuaga «La Tierra tiene memoria». Su primera frase tuiteable: «La Tierra es un documento». Y a partir de ahí algunos tuits memorables:

‏@bibhuelva  #Arsuaga Los fósiles son como los marcapaginas del libro de la historia de la tierra #VICNBP

‏@VICNBP  Qué parecida es la estratigrafía a un libro… o a la navegación por distintas capas de la Red ¿no? #Arsuaga #vicnbp

@vicnbp: Las primeras herramientas expuestas por #Arsuaga en #vicnbp : el uso de la tecnología cambió las posibilidades de supervivencia

@VICNBP  #Arsuaga las vidas de nuestros antepasados no se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia #vicnbp #BladeRunner

@annabroll  Si sabemos leer un paisaje podemos obtener mucha información sobre nuestra historia #Arsuaga #VICNBP

@VICNBP  La huella del hombre: una pisada es el resumen con que ilustra #Arsuaga su historia de la evolución #vicnbp APLAUSOS

Siguió a continuación el Congreso con mesas redondas, ponencias, comunicaciones, vídeos… y muchos comentarios que confluían en el mismo punto (también tuiteado): «La palabra colaboración suena como un mantra en este congreso». Y así siguió durante 48 intensas horas en Burgos, viendo y escuchando interesantes aportaciones que deben dejar su poso y que este corresponsal se dedicó a compartir tuiteando en directo desde @vicnbp, la cuenta oficial creada expresamente para este congreso.

Acabadas las sesiones y a muy pocos metros del lugar de su celebración pude ver la exposición Darwin según Darwin comisariada por Juan Luis Arsuaga en el Museo de la Evolución Humana, con una selección de objetos importantes en la vida y las ideas de Darwin, entre ellas un pedazo de coral rojo… que de repente me hizo exclamar ¡eureka! en mitad del museo cuando recordé algo leído meses atrás y que ahora resumo aquí, tratando de reunir a Darwin con la idea de colaboración que compartimos los bibliotecarios:

4 de abril de 1836. Islas Keeling, 900 km al oeste de Sumatra, extremo oriental del océano Índico. Charles Darwin, 27 años, 10.000 km. de Londres, salta de su embarcación, el Beagle, y camina sobre el arrecife de coral. Está a punto de hacer el primer gran descubrimiento científico de su carrera. Más tarde desde el barco observa cómo altísimas olas amenazan las playas de las islas, pero los islotes de coral aguantan el embite.

Darwin describiría la ciudad de coral como «una miríada de arquitectos diminutos» que crean un entorno propicio para la vida. Un arrecife de coral es como «una ciudad del mar», un ecosistema tan innovador que sabe aprovechar las aguas poco nutritivas que lo rodean para crear estructuras fuertes, imperecedereas, resistentes.

No hay forma de explicar la biodiversidad -la supervivencia- de un arrecife coralino si uno se limita a estudiar la genética del coral -de uno de sus componentes. El arrecife genera y mantiene tantas formas de vida diferentes porque existen pautas recurrentes a escala celular, a escala de los organismos y a la escala mayor del propio ecosistema.

Seres vivos que construyen plataformas para la vida de otros seres vivos: no es la pauta que sigue la competencia entre especies. Cualquier manual de economía nos dirá que la competencia entre firmas rivales fomentará la innovación en sus productos y servicios. Pero si lo observamos desde una perspectiva más amplia dejaremos de hablar de lo que se suele llamar la supervivencia del más fuerte para apreciar una nueva perspectiva según la cual la apertura, la conectividad, la colaboración en una palabra, pueden ser más valiosas que los mecanismos puramente competitivos.

Muchas veces nos merece más la pena conectar las ideas que protegerlas. Las ideas quieren competir entre ellas, pero también quieren completarse entre ellas. Vivimos hoy en la época de las conexiones, donde la información fluye con más facilidad que nunca. En este sistema la información no se limita a fluir: está reciclándose  y adoptando usos nuevos, transformándose a partir de la red diversa de las demás especies del ecosistema.

Steven Johnson. Las buenas ideas: una historia natural de la innovación, 2011.

Entonces ¿la reutilización de la información se parece a la convivencia de especies en un ecosistema? Transformar un viejo programa de fiestas populares en un objeto digital que ayuda en un programa de envejecimiento activo desde una biblioteca pública ¿tiene que ver con la creación de plataformas de coral? Que el gran proyecto global Europeana se nutra de las aportaciones de las bibliotecas públicas ¿es propio de un ecosistema que permite la supervivencia del que colabora? Editar a los autores locales en formato electrónico desde bibliotecas municipales ¿es competitividad, es lucha? Identificar cada casa, cada calle, cada barrio, su memoria personal, en una biblioteca digital ¿es marcar el terreno, o compartirlo?

Bibliotecas Públicas: vosotras sois esa «miríada de arquitectos diminutos» que crea el entorno adecuado para la sociedad.

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Posted in: ThinkBlas